Arte y cultura

Sunday, April 26, 2009

La magia en las imágenes

El siguiente es un documento que fue presentado en clase como un ensayo que abarcaba el tema de: El poder de la imagen.


El hombre siempre ha tenido la necesidad de expresar lo que desea, siente y lo que considera importante para su historia y esta necesidad, a lo largo del tiempo, ha sido satisfecha plasmando imágenes.
En cada cultura, sin importar época ni lugar, podemos encontrar manifestaciones de este tipo y podemos decir que el hombre antiguo le atribuía muchos poderes a sus imágenes, entre ellos, un poder especial, un poder mágico; pero ¿es esta una característica que solo deberíamos atribuir a nuestros antepasados?

El poder mágico que se le daba a las imágenes era el de volver lo plasmado en realidad, esto se aplicaba en distintos ámbitos dentro de una cultura, por ejemplo en el ámbito religioso tenemos a la cultura egipcia: sus artistas representaban a sus dioses muchas veces con formas de animales, insertándolos en distintas escenas –tal vez elegían formas animales para poder hacer más real el contacto- como faraones o personas ilustres del imperio junto con estos dioses (que también eran representados como humanos con cabeza de animal). Estas escenas eran representadas por órdenes de los mismos protagonistas y uno de sus fines era buscar un contacto con los dioses o pretender llegar algún día a ese nivel.








Faraón acompañado por Horus y Anubis.

La imagen trata de mostrar la grandeza del faraón y acercarlo a la divinidad de estos dioses.




Los egipcios también le daban mucha importancia a las imágenes que acompañaban sus tumbas, los escultores labraban el retrato del fallecido y luego esta escultura se colocaba en la tumba, en un lugar oculto para que su hechizo haga efecto y ayude a revivir al alma a través de la imagen. Como Gombrich menciona, una denominación egipcia que se le daba a los escultores era precisamente “El que mantiene vida”. No solo las esculturas eran las encargadas de mantener la vida del alma sino también los relieves y las pinturas que se encuentran en los muros de las sepulturas, estas además tenían la función de brindar compañía.







Tumba de Tutankamón.
Se pueden observar los murales que mantenían con vida al alma y
le brindaban compañía.








Así como los egipcios, los griegos también trataron de acercar a sus divinidades mediante las imágenes. Aunque la principal característica del arte griego sea la representación naturalista de la figura humana, también representaban a los dioses y personajes de su mitología con seres fantásticos, volviendo real, por medio de la imagen, lo irreal y de esta manera aterrizar a los seres divinos.







Representación del centauro, personaje mitológico de la cultura griega.









La cultura romana, que heredó una gran carga cultural de los griegos, también representaba a sus seres fantásticos mediante imágenes para permitir al pueblo llevar una convivencia cotidiana con la religión.







Escultura de Perseo con la cabeza de Medusa.
Este tipo de escultura hacía que la mitología no quedé nada más en una historia sino que el pueblo se involucre con los personajes y los vuelva parte de su historia.








En estas dos ultimas culturas, me parece, el poder de la imagen fue utilizado para otros fines más que con inclinación mágica, por ejemplo fue utilizada con fines sociales: para definir patrones estéticos, para publicitar a los líderes políticos, para imponer respeto en el pueblo hacia los dioses, para infundar temor a la desobediencia, etc.






Escultura griega: Discóbolo
Este tipo de escultura parametraba la belleza del cuerpo humano en esa época.












Escultura romana: Emperador Claudio divinizado.
Esta escultura tiene un fin político, el emperador se hace representar como alguien divino, alguien superior para aumentar su popularidad.









Otro ejemplo del poder mágico de la imagen es el que le daban los egipcios al representar sus victorias en la guerra mediante crónicas gráficas. En estos monumentos se puede ver todo el escenario de una guerra concluida, un bando victorioso y otro derrotado, pero el detalle en esto es que todos los muertos y heridos solo pertenecen al bando que perdió y no hay ni un solo herido del bando victorioso. Este hecho nos lleva a pensar que los egipcios creían que mientras no representasen a ninguno de sus hombres herido, siempre se mantendrían victoriosos, que en las próximas batallas esto podría ser real o al menos disminuir el número de caídos o que tal vez la tribu conquistada no se podría revelar.



Estas crónicas gráficas de batalla nos mostraban la costumbre de los egipcios de no graficar a ninguno de sus hombre caídos.




Estas manifestaciones no solo se dan en las culturas antes mencionadas sino también en otras más remotas y menos desarrolladas como nos muestra Aby Warburg en su publicación El ritual de la serpiente.
Los Pueblo, cultura ubicada en el suroeste de los Estados Unidos de la cual trata el libro, tienen una fuerte creencia en el poder mágico de la imagen, su elemento principal es la serpiente, símbolo del rayo de la tormenta. Basándose en esto ellos tienen numerosas manifestaciones culturales con las cuales buscan o podríamos decir, tienen la certeza de poder influir en la naturaleza, especialmente en el control del agua ya que la zona donde residen es bastante árida.
Los pueblo tienen al pájaro como objeto de culto y como instrumento mediador en sus oraciones, lo simbolizan con plumas. En su alfarería podemos ver esto representado, la imagen característica que adorna sus vasijas es una serpiente con la cabeza emplumada.
En sus casas cuelgan de las paredes muñecas llamadas kachinas, que son mediadoras demoníacas entre el hombre y la naturaleza, con estas imágenes ellos pretenden mejorar la comunicación.








Muñeca Kachina








También existen pinturas que representan su visión cosmológica del mundo, en las que figuran la serpiente, Yaya (señor de la tormenta), la casa (el universo), el arco iris, las nubes y las lluvias, y es a través de estas imágenes que los indios pueblo evocan a la tormenta.






Aby Warburg junto a un indio Pueblo.
Oraibi, Arizona, 1896.








Si bien esta cultura pertenece a nuestros tiempos, es un recinto de una clase humana, primitiva y pagana, como el autor nos lo dice en el texto.
Para dar un ejemplo quizás más cercano a nosotros y avanzando en el tiempo, podemos decir que los incas y los pre-incas también creían en el poder mágico de la imagen.
Por ejemplo en la cultura Paracas se usaban los famosos mantos paracas, los cuales en su mayoría tienen diseños de seres mitológicos, las personas que usaban estos mantos buscaban la protección o los favores que les podía brindar el personaje representado en las imágenes. La mayoría de estos personajes tienen colmillos pues para estas culturas tienen un significado muy fuerte; los colmillos se relacionan con una de sus antepasadas que tenía todo el valor, la fuerza, el saber y el poder; es por esto que toda imagen que tenga colmillos es digna de respeto pues se le atribuyen las características mencionadas.








Manto paracas con motivos de un ser mitológico.









Otro ejemplo son los animales sagrados de los incas, son 4: La serpiente, el jaguar, el colibrí y el águila. La serpiente significa el poder de la transmutación, busca afiladas rocas contra las que frotarse cuando necesita mudar de piel, (dejar atrás el pasado, lo que no necesitas, aunque sea doloroso); el jaguar simboliza las acciones instintivas, marca claramente su territorio sacando las zarpas, pero rara vez necesita dar el zarpazo; el colibrí significa la alegría, esquiva la parte exterior de la flor y disfrutar del néctar y el águila significa el poder de ver todos tus problemas desde arriba, desde las alturas, no desde dentro. Las imágenes de estos animales se representan en distintas cosas, por ejemplo en vasijas, en las paredes de los templos y hasta en la arquitectura; cada animal brinda su poder y sabiduría a la función que se le asigna.








Cerámica inca con cabeza de águila.










Si nos situamos en un continente diferente, específicamente en Nueva Zelanda, encontramos otro ejemplo del poder mágico de la imagen. Los autóctonos pobladores de Nueva Zelanda pertenecían a una tribu llamada Maori. Esta sociedad era de carácter guerrero y se realizaban tatuajes faciales con la creencia de que estas imágenes les brindarían protección y les permitirían identificarse con el motivo del tatuaje, que en su mayoría estaba relacionado con animales, en estos casos el guerrero se tatuaba el rostro para así obtener por medio de la imagen identificación con el alma y las características del animal elegido. Los tatuajes también fueron utilizados por los egipcios, eran localizados en pecho, espalda, pelvis y piernas; si bien la mayoría de estos era de carácter ornamental podemos presumir que el tatuaje en la pelvis fue creído para realzar la fertilidad. Así mismo, los romanos utilizaron los tatuajes pero con un fin social, eran los soldados los que se tatuaban para diferenciar sus legiones, conmemorar actos e identificar sus status.







Nativo Maori con tatuaje facial con motivo relacionado al sol.
Este tatuaje permitia que el guerrero se identifique con el sol y le brinde sus dones.







Hemos visto que en diversas culturas antiguas se pueden identificar ejemplos del poder mágico que se le atribuía a las imágenes, pero creo que en sociedades actuales y evolucionadas como la nuestra, está practica aún se sigue manteniendo, tal vez no de manera tan consciente como la realizaban los antiguos pobladores pero sí de una manera instintiva.Si asistimos a una misa podemos observar que hay personas que se quedan mirando las imágenes, luego las tocan y por último se persignan. En este acto se está creando un proceso en donde a la imagen del santo se le esta atribuyendo la función de mediador entre la persona y el santo, tal como hacían los indios pueblo con las kachinas. Un hecho relacionado al mismo tema es la posesión de las estampas o detentes, creemos que el hecho de poseer estas imágenes nos puede dar protección y guiarnos.







Detente de Sarita Colonia













Estampita del Señor del Milagro de Salta







Como una acción más instintiva de dar poder mágico a una imagen podemos mencionar el acto de mirar fotografías; cuando miramos ciertas fotos nos concentramos en la imagen e inconscientemente deseamos que el momento vuelva, por ejemplo cuando miramos la foto de un ser querido que no se encuentra cerca de nosotros, le atribuimos a la imagen el poder de acercarnos a esa persona, hay casos en los cuales la persona llega a hablarle a la imagen como si hubiera logrado que su ser querido este presente en la foto. Pongo como ejemplo a mi madre: cuando mi hermana mayor salió de viaje por 3 meses, mi mamá miraba las fotografías donde mi hermana aún era una niña y sonreía como si en ese instante estuviera reviviendo el momento capturado en la imagen y también puedo poner como ejemplo a mi padre, que siempre mira las fotos de mis abuelitos por la mañana y tal vez también por la noche, como si a través de esas imágenes se pudiera comunicar con ellos.













Quizás esta comparación sea un poco lejana pero podríamos decir que mantener las fotos de personas que ya no se encuentran en nuestro mundo tiene una función parecida a la de las esculturas y murales de las tumbas egipcias: las fotos mantienen a esa persona viva en nuestra alma, las esculturas y los murales mantienen viva el alma de esa persona.

En fin, concluiré diciendo que el poder mágico de las imágenes esta presente aún en nuestra sociedad, tal vez por herencia de nuestros antepasados o tal vez por una necesidad humana de tener algo en lo cual creer y poder así tener algún camino para lograr que lo “imposible” o mejor dicho lo que no está comprobado, se pueda hacer realidad.


























Bibliografía / Fuentes
GOMBRICH, Ernest La historia del arte
Cap. 2 Arte para la eternidad
Cap. 3 El gran despertar
Cap. 4 El reino de la belleza

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